Las lecturas de unas elecciones

Cuando el rey felón, Alfonso XIII, después de haber apoyado el golpe de estado de Miguel Primo de Rivera, el dictador menos dictador que se pueda imaginar, y de haberlo borboneado según su costumbre, quiso volver a la normalidad constitucional como si no hubiera pasado nada de 1923 a 1930, y convocó unas elecciones municipales, se encontró con la desagradable sorpresa de que los republicanos ganaban en las grandes ciudades y, lo peor, que los monárquicos lo dejaban solo. En esta terrible situación para el monarca la guinda fue que el presidente del consejo, el almirante Aznar, a pregunta de los periodistas, respondió que España se había acostado monárquica y se había levantado republicana. Con amigos como ese no se necesitaban enemigos.

Ya no hay políticos tan torpes, diré en descargo del almirante que no era político en sentido estricto, era un cortesano que hizo lo que el rey le mandó con disciplina militar y no estuvo nada fino en sus declaraciones. Pasada la resaca electoral de las europeas y analizadas las declaraciones de los políticos, observo que todos han ganado y que todo el mundo está contento. Esta tendencia se ha convertido en norma general. Es claro que nadie quiere asumir derrotas y que el lenguaje permite todos los juegos malabares que la habilidad del orador o de su negro imaginen y algunos más.

El PP ha ganado las elecciones europeas, negar esta afirmación es negar la democracia, ni más ni menos. Poner en cuarentena la validez de las urnas es muy peligroso y que el presidente del ¿gobierno? califique los resultados de espejismo muestra que Rodríguez es muy demócrata si gana, si los ciudadanos le dan la espalda, huye mostrando su verdadera naturaleza, se esconde y no es capaz de enfrentarse a la realidad, salvo desde el sarcasmo y la bilis.

Rodríguez es un ejemplo acabado de doctrinario extremista, al estilo hispano, con nula base teórica, ecos de ecos de lo que dicen otros y, eso sí, mucha descompostura, sectarismo y visceralidad. El presidente no asume la realidad cuando le molesta, se cree sus propias mentiras y pretende que todos las crean en un ejercicio permanente de trágala, que nace de ese sectarismo originario que es su único atributo evidente.

No es la ironía su fuerte, no es el humor territorio donde transite con facilidad. Hay que reconocer que es hábil en el trapicheo de pasillos y en la descalificación. No puede admitir que después de haberse implicado en la campaña hasta el tuétano y hasta de haber afirmado la importancia de la cita electoral en clave de política española, ha perdido las elecciones. La consigna es quedarse inmóvil, hacerse el don Tancredo, imitar a Chaves, esconder la cabeza y esperar a que escampe; eso sí, echándole la culpa a cualquiera que le venga bien y negándose a admitir la menor responsabilidad en la tragedia que padecen todos los días los millones de desempleados que ven como su horizonte vital se opaca trágicamente.

Con los matices que se quiera es evidente que la tendencia del socialismo a perder elecciones se va afianzando y estoy seguro que a cencerros tapados esta evolución preocupa y mucho, hasta a la astróloga Pajín que busca en las cartas astrales conjunciones planetarias que iluminen el futuro. Ahora me voy a permitir predecir la táctica de Rodríguez y su ¿gobierno? para el inmediato futuro.

Primero.- La culpa de todo lo malo que ocurra es de la crisis que no han provocado ni han tenido nada que ver en ella.

Segundo.- El PP es responsable de la crisis porque son unos liberales insolidarios y neocapitalistas de chistera.

Tercero.- Van a seguir radicalizando los mensajes de que la oposición no mete el hombro.

Cuarto.- Seguirán distrayendo a la opinión pública con temas polémicos y que no tienen ninguna demanda social pero provocan encendidas polémicas que llenan páginas y, con ello, se gana tiempo.

Quinto.- Seguirán aumentando el déficit y la deuda con medidas populistas y nunca estructurales porque podrían ser impopulares.

Sexto.- Mientras, una vez que la crisis toque fondo, sólo podrá iniciarse la recuperación de la que nos sacarán los otros europeos, los que serán locomotora de la economía. Una vez que aparezcan síntomas leves de mejora desarrollarán una campaña brutal de propaganda.

Séptimo.- Explotar los seis meses de la presidencia española de la UE como otra gigantesca campaña de publicidad para mostrar lo importante que es Rodríguez. De la foto con Obama se harán cincuenta millones de copias que a modo de escapulario se regalarán a todos los ciudadanos, los tres millones sobrantes se guardarán como reserva por pérdida o deterioro.

Estos principios se resumen en uno: aguantar, aguantar y aguantar.

1 comentarios:

Antonio Garrido dijo...

No son malos consejos. Es que desde "El Cortesano"...
Saludos.