Prometo lo que haga falta

Llegado que hubo Rodríguez a la provincia de Sevilla, la nueva Roma de Cervantes, fue aclamado con pífanos y atambores muy de rojas telas revestidos. Sus secuaces le hicieron camino de honor y gloria que esmaltaban miles de pétalos de rosas rojas y todo era rojo, muy rojo, que es el color único del pensamiento único, aunque a muchos otros nos guste tan bello color, pero como no comulgamos con la misa laica no tenemos derecho a disfrutar de color tan encendido y apasionado según los administradores de la justicia universal y pontífices de la alianza de civilizaciones que, por otra parte, tan cara en euros nos sale.

Rodríguez el Iluminado, el culisilente, el demócrata a la fuerza, se crece entre sus fieles y se lanza por la pendiente del discurso, oídle: En Andalucía se iniciará el nuevo modelo económico. Y se queda tan fresco, tan desahogado, tan oreado, tan tranquilo, tan contento, pensando para su coleto, una mentira más qué importa, si ni yo sé qué es eso del nuevo modelo económico, pero todo sea por el abuelo.

El vice de la vice de la vice permanece, como siempre, impávido, a él que más le da lo que diga el fogoso líder si él ha conseguido permanecer en el poder sin moverse y sólo con jarabe de subvención y grandes y muy costosas campañas de publicidad llenas de palabras mentirosas y vacías. A ver si Griñán lo iguala, no, imposible, nadie maneja los tiempos de la nada como servidor.

Andalucía es la primera en el paro, la primera en fracaso escolar, la primera en destrucción de empresas y la primera en triunfo de la demagogia. ¿Quién se puede creer a estas alturas de la tragedia lo que diga el ignaro presidente? Muchísima gente y por razones muy diversas.

Una, que parece sacada del baúl de la tatarabuela, el PSOE es el partido de los obreros, de los campesinos, es la izquierda, frente a un PP de señoritos que se pasan en día en sus latifundios montados en caballos de pura raza y bebiendo champaña francés; todos, absolutamente todos los afiliados al PP de Andalucía viven así.

Dos, el miedo. El PSOE no os quitara las pensiones, ya, ya, sí, el PP gobernó y no lo hizo pero fue porque era la primera vez, que si vuelven, abuelo, abuela, que os quedáis sin nada de nada, que hasta os echan a la calle.

Tres, el no pasa nada. Hay paro pero no pasa nada, ya subirá el PSOE las prestaciones y seguiremos disfrutando de este sol y de esta calidad de vida, que, os repito, no pasa nada frente a esos alarmistas, aguafiestas, aburridos del PP que no hacen más que hablar de competencia, excelencia, productividad y otras sandeces por el estilo.

Cuatro, que si el PP gana despedirá a los cuatro o cinco que tengan trabajo en el momento en el que se celebren las elecciones.

Cinco, que es más agradable vivir en el nirvana de las palabras bonitas que enfrentarse a la realidad.

Seis, el PP es antiguo y polvoriento. Nosotros si que somos modernos con nuestra píldora y nuestro aborto.

SIETE, con mayúsculas, que las subvenciones y los pesebres seguirán por los siglos de los siglos, que esto es un régimen, es que estos tontos del PP se creen que es una democracia.

OCHO, la SIETE

NUEVE, la SIETE

DIEZ, la SIETE y no sigo…

El aguerrido presidente afirma sin conmoverse que el PSOE, con él a la cabeza, no ha mentido nunca, jamás ha ocultado sus responsabilidades; mientras, Carmen Chacón se esconde en un búnker que para eso es ministra de Defensa y que dé la cara la vice que manda mucho y que es como un muñeco de feria al que le tiran pelotas, a ella le da igual, como es delgada y elástica y tiene una mala uva que ni te cuento.

El público enfervorizado se cree en el fragor del entusiasmo que, en efecto, Rodríguez ha venido para traer a Andalucía el regalo de la recuperación económica, Griñán, más bien severo en el gesto y pedante, como siempre, en las palabras le sigue sumiso y obediente.

Ya lo sabéis, en Andalucía no hay brotes verdes, ha bosques de hoja perenne, sois los primeros, los mejores, los únicos, va memorizando Rodríguez de la chuleta por si falta hiciere seguir con el embeleco.

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